domingo, 23 de marzo de 2014

Soundgarden: La música de Hoy es un asco

Ben Shepherd (45), bajista y pieza clave de Soundgarden, se acuerda por unos segundos del cartel de Lollapalooza Chile, advierte que dos de los otros estelares -Nine Inch Nails y Red Hot Chili Peppers- son los mismos compañeros de ruta con los que hace más de dos décadas comenzó en circuitos de menor gloria, y concluye: “Es obvio que hoy existe una nostalgia por los 90. De otra manera, ninguno de nosotros estaría aquí”. Aunque suena a orgullo y resignación, el músico es una cría genuina del último decenio del siglo XX. Iniciado como segundo guitarrista de Nirvana antes del suceso planetario, Shepherd saltó a Soundgarden justo a tiempo, cuando la banda se preparaba para estrenar sus títulos mayores, Badmotorfinger (1991) y Superunknown (1994), donde fue fortaleciendo su militancia como compositor -coescribió hits como Jesus Christ pose- y aportó las líneas de bajo que agregaron consistencia a un conjunto siempre inquieto con la etiqueta grunge, gracias a una receta que cruzaba Led Zeppelin, The Beatles y hasta el fulgor interpretativo del soul en la voz de Chris Cornell. Bajo ese credo, el grupo se reunió en 2010, luego de un receso de 13 años, y en Lollapalooza de Chicago. De hecho, los hombres retornarán al evento este domingo 30, cuando cierren su edición nacional. Lideraron el segundo Lollapalooza, en 1992, con los propios Red Hot Chili Peppers. ¿Tiene un significado especial este evento? Para ser honesto, no me interesan los festivales. Soy un poco contrario a ellos. Si voy a presentarme en un show prefiero que sea para nuestros fans, pero en este tipo de instancias uno toca para todos, incluso para cualquiera que se le ocurre estar parado ahí sin importarle lo que está mirando. Así se pierde el enfoque y la intimidad, por lo que no tengo sentimentalismos hacia ningún festival. No tengo alguna conexión emocional, favorable o desfavorable. Simplemente son festivales. ¿Ni siquiera le gusta el ambiente, ver múltiples artistas? Es que no me gustan las multitudes, entonces no voy donde está lleno de gente. Como público, nunca iría a un festival. ¿Y cómo ha soportado tocar por años en una banda famosa que congrega multitudes? Porque vamos a hacer nuestro trabajo. Simplemente tocamos la lista de temas, lo hacemos lo mejor que podemos y tratamos de pasarlo bien. No me importa donde sea. Con esa idea, ¿tiene alguna expectativa de su debut en Chile? He escuchado que los fans son muy apasionados, gente que uno siempre aprecia en vez del público que se queda parado sin hacer nada. ¿Por qué eventos como Lollapalooza se han ido concentrando en la nostalgia por los 90? No lo sé, pero ¿qué te dice eso sobre el mundo de la música hoy? Significa que la música actual no ha ofrecido nada, no hay nada interesante que sirva de posta a cómo quedaron las cosas hace 10 años. Entonces es natural que en los festivales reinen los 90, porque ahora todos son muy malos, casi patéticos. También es un gesto de reconocimiento para nosotros y estamos muy felices de aún tener fans y promotores que nos quieran ahí. Pero también es una señal de que un montón de grupos nuevos no han tomado la batuta ni han salido a patear traseros, porque casi no quedan rockeros, todos son DJ haciendo dance o ruido, sumergidos en su mundo de tecnología y computadores. Soundgarden anunció su reunión vía Twitter. ¿Valora la tecnología como plataforma de promoción? No, eso no le hace bien a nadie, excepto a los doctores y a los dueños de esas empresas. Ahora partirán un tour con Nine Inch Nails. ¿Es también parte de esa misma nostalgia? No entiendo por qué la gente está haciendo tanto ruido con eso. También vamos a girar con Black Sabbath en Europa y nadie nos pregunta. Pero, ¿por qué a todos les interesa tanto que toquemos con NIN? Sólo recuerdo que sus fans son extremadamente cerrados de mente sobre cualquier otra banda. A los fans de NIN sólo les gusta NIN. Son un montón de gente a la moda, niñitos de discoteca cantando (imita una voz ahogada, como la de Trent Reznor) ‘estoy llorando en el baño y me duelen tanto mis problemas urbanos’. Cuesta encontrar huellas de templanza en Shepherd. El talante sólo gira cuando recuerda las sesiones de King animal (2012), el consistente álbum de retorno del cuarteto -“comprobamos que la química seguía intacta”-, y cuando cuenta que está en plena grabación del nuevo proyecto que formó con Dimitri Coats (Off!), Matt Cameron (Pearl Jam, Soundgarden) y el chileno Alain Johannes, hijo del fallecido Danny Chilean. “Sabía que nació en Chile. Es un genio y ya es parte de nuestra familia”, elogia. Las alabanzas también corren para Matt Chamberlain, el baterista que Soundgarden trae a Sudamérica, precisamente en reemplazo del renunciado Cameron: “Nos encanta como toca. Cameron está en una pausa, pero no se ha ido”. Pero donde adquiere un tono más reflexivo es al minuto de hablar de Kurt Cobain, su socio en los inicios y la figura que el 5 de abril conmemorará 20 años de su suicidio: “El significa algo diferente a lo que simboliza para ustedes. No lo veo bajo el prisma de los 20 años. Lo sigo mirando como un amigo. Cuando alguien muere hay ondas expansivas, pero cuando es un suicidio, esas ondas nunca terminan de generar efectos. Muchos amigos han fallecido así a lo largo de los años. Quizás soy yo el que tiene algo que ver...”.